Confirma la importancia de recuperar la lengua y el conocimiento endógeno del pueblo Tikuna, con el fin de lograr su preservación cultural, y destaca la narración oral como revelación del pensamiento y conciencia que fundamenta el universo simbólico presente en sus mitos y tradiciones; igualmente, nombra este saber acumulado como una esperanza en la búsqueda de modelos de adaptación al entorno que orienten y mantengan el equilibrio entre el hombre y la naturaleza. La misma que es biodiversidad pero también es cosmovisión, pensamiento, territorio, realidad visible y no visible, filosofía, estética, religión, poesía y música, un mundo complejo y dinámico, zumo de la interacción y coexistencia ancestral entre el hombre y el medio.

 

Aproximarnos y reconocer otros saberes es escuchar otras voces, es trascender las cuestiones técnicas y posibilitar un quehacer holístico con el fin de reconstruir colectivamente una región indudablemente sostenible. Esa labor de preparar y abonar el terreno para que los indígenas logren el fortalecimiento real de sus saberes nos conduce a identificar parte de ese saber acumulado que, contra la pérdida de la memoria, exponemos en esta segunda parte.  Por eso, como en Magütagü arü kua I, se ha partido de nociones ticuna de manejo del entorno, presentes en las narraciones hechas por los sabedores, identificadas e interrelacionadas esta vez en ocho especies de fauna y de flora que, a su vez, presentan correspondencias con las especies seleccionadas en la primera parte.

 

Se encuentra la historia del origen de los animales junto al jaguar, el invira, la ardilla, la ponilla, la paucara, el umarí, el venado y la palma huicongo